Aquel verano inolvidable. Una serie emblemática de Corea del Sur.






Kim Yoon-jin pone el dedo en la llaga que atormenta a los coreanos, una herida que reaparece de forma intermitente en sus ya célebres series, y que se ha convertido en el tema central de más de una de ellas: la frecuencia con la que aparecen personajes huérfanos... Lamento no compartir algunos análisis sobre esta serie, - ni la existencia de esa química de que hablan unos entre los adolescentes, ni del toque tierno y adorable . El tema nuclear es duro y el contexto muy ilustrativo del proceso que está viviendo Corea del Sur. Desde las primeras secuencias de los primeros episodios vemos a un niño muy pequeño perdido en las calles de una gran ciudad (Seúl?), llorando y buscando a sus mayores, una pesadilla recurrente que atormentó en su infancia a Choi Woong, del que algunos profesores, de los que por desgracia los docentes sabemos que existen, pronostican que nunca llegará a ninguna parte: Gook Yeon-soo es una joven trepa, aparentemente insolidaria y competitiva (más tarde conoceremos sus razones). Él se duerme en las clases, ella lo desprecia por su actitud. Tan opuestos son estos adolescentes que una TV local decide hacer un documental sobre ellos, y repetirlo diez años después para comprobar si se cumplen las pronósticos de los profesores, un tiempo que se desarrolla en su mayor parte en la extradiégesis, con breves flashbacks que dejan ver al espectador que ha surgido entre ambos una atracción que no prosperará, pero dejará una huella profunda. 


Transcurrido el tiempo establecido por los directores del programa, dentro y fuera de la pantalla, personajes y público podrán comprobar lo arriesgado de hacer futuribles sin conocer a las personas a las que se juzga. El chico se hará famoso como dibujante y la compañera no irá más allá de un puesto de ejecutivo modesto que gana lo suficiente para mantenerse a ella y a su abuela. Ni uno ni otro conocen a sus padres, y el mejor amigo de Woong desprecia a una madre que lo abandona constantemente. De este modo, y a través de estos tres personajes Kim Yoon-jin pone el dedo en la llaga que atormenta a los coreanos, una herida que reaparece de forma intermitente en sus ya célebres series, y que se ha convertido en el tema central de más de una de ellas; la frecuencia con la que aparecen personajes huérfanos amplifica la posible extensión del problema. De este modo la Hallyu Wave da un paso adelante en el proceso que inició la Nouvelle Vague, que los norteamericanos han sabido entender. 

Los protagonistas de sus relatos cinematográficos son los ciudadanos de este país, no los grandes políticos, empresarios, militares o jerarquías eclesiásticas, es decir aquellos que tienen el poder de controlar el nuevo estado democrático y dirigirlo, y los que lo poseen en la sombra de facto, y no sólo se ocupan de las élites estudiantiles de la década de los 60 y 70, entre otras razones porque en el país asiático la enseñanza universitaria es la última fase de la formación de sus jóvenes, sentida como necesaria. Las series no sólo nos muestran cómo viven los urbanitas, sino que con frecuencia trasladan sus cámaras a núcleos rurales, como este en el que se desenvuelven los protagonistas de 'Aquel verano inolvidable' o 'El amor es como el cha-cha-chá' de Yu Je-won, lugares a los que llegan las comodidades de las grandes ciudades y en las que sus vecinos pueden disponer de casas más amplias y confortables que esos pisos en los grandes bloques de apartamentos en los que las llaves han sido sustituidas por códigos que proporciona el gobierno del país. 

Los habituales espectadores de estas series están aprendiendo mucho de la forma de vida de los coreanos, del sincretismo religioso que evoca a los occidentales el imperio romano , -hay confucianos, cristianos, budistas...-, y llama poderosamente la atención el hecho de que un pueblo que se está situando en los primeros puestos del ranking mundial en lo que se refiere al estado de bienestar y el nivel de vida de sus habitantes, conserven costumbres como la de seguir durmiendo en el suelo, con independencia de la edad del que opta por hacerlo, con la amortiguación débil que le proporciona un delgado futón; comen también sentados en el suelo, y se da la paradoja que se sitúan delante de modernos y confortables sofás que se muestran al perplejo espectador occidental completamente vacíos. También nos muestran el poco aprecio que tienen a medicarse cuando no es necesario, recurriendo a una alimentación sana y a ciertos guisos que reducen los síntomas de afecciones leves. En Occidente somos conocedores del prestigio que existe en los países asiáticos de la medicina natural, que convive con buenos y muy bien dotados hospitales, a los que los vemos recurrir cuando entienden que necesitan el diagnóstico de un profesional. 

Este es el contexto en el que se mueven nuestros personajes, que, desde niños, cargan con profundos traumas, a pesar de que muchos de ellos nacieron después de la ocupación de Corea por chinos y japoneses y de la guerra que dividió el país en dos y que los coreanos del Norte y del Sur sueñan con reunificar. Un buen ejemplo de ello es el célebre film 'Crash Landing on You'.de Lee Jung-hyo, protagonizado por uno de sus ídolos Hyun Bin, Choi Woo-sik y Kim Da-mi, a los que se atribuye un romance fuera de la pantalla, han protagonizado juntos 'La Bruja, Parte 1: The Subversion, en la que ambos hacen papeles muy diferentes. Choi Woo-sik se está rebelando como un gran actor, capaz de desempeñar papeles tan diferentes como el del introvertido y aparentemente tímido y desinteresado por todo, incluido el dinero que le proporciona su pasión secreta, dibujar durante las noches, pero también el de un peligroso y perverso demonio. Yo no calificaría a esta pareja como tierna y adorable, sino con gente a la que el destino les tenía reservado el papel de losers y que han conseguido superar los obstáculos que sus orígenes les colocaba en el camino hacia el progreso personal y la felicidad. Choy Woong afirmaba siendo adolescente que él quería tomar el sol durante el día y dormir por la noche, y no una vida de estrés; su capacidad para dar forma a su creatividad triunfó sobre los pronósticos de unos teóricos expertos cargados de prejuicios, lo que le permitió vivir como había soñado. Un film que nos habla de la gente coreana, de sus aspiraciones y de su respeto por las viejas costumbres. Los protagonistas duermen en camas, pero comen sentados en el suelo, y si es preciso también se acuestan junto a un amigo que los necesita en el frío piso. La tranquilidad de los personajes favorece que se disfrute de una serie que nos habla de que otro mundo es posible.

Comentarios

Entradas populares