La cocina. Daniel Kaluuya, Kibwe Tavares, Ficha de identificación y crñitica
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Ficha de identificación:
Título original: The Kitchen
País: Reino Unido
Año: 2023
Duración: 107 minutos
Género: drama distópico futurista
Plataforma: Netflix
Edad recomendada: Entre los mayores de 12 y 16 años de edad
Dirección: Daniel Kaluuya, Kibwe Tavares
Guion: Daniel Kaluuya y Joe Murtagh
Director de Fotografía: Wyatt Garfield
Música: Alex Baranowski
Edición: Maya Maffioli, Christian Sandino-Taylor
Dirección artística: Edd Cross
Decoración del set: Diogo Serafim, Casey Williams
Diseño de vestuario: PC Williams
Maquillaje y peluquería: Abigail Alexander
Productores: Daniel Emmerson, Daniel Kaluuya
Productores ejecutivos: Michael Fassbender, David Kimbanger, Ollie Madden, Conor McCaughan
Compañías productoras: 59%, DMC Film, Factory Fifteen, Film4; distribución: Netflix
Protagonistas:
Kano : Izi
Jedaiah Bannerman: Benji
Hope Ikpoku: Jnr
SINOPSIS:
En un Londres distópico del futuro, en el que se han eliminado todas las viviendas sociales, Izi y Benji, luchan por navegar en el mundo como residentes de The Kitchen, una comunidad que se niega a abandonar su hogar.
LO QUE SE DICE:
El film ha sido recibido con mucha frialdad, como refleja la página norteamericana Imdb, que publica una nota media de 5 , basada en el voto de 3,100 lectores ofrece, por el contrario, unos indices de aceptación de la prensa muy altos, especialmente de la prensa, un 86% basado en 49 reseñas, que desciende en el caso del público a un 48 %, según las valoraciones de 100 usuarios.
CRÍTICA:
Desde luego, si algo no es el film, es una película de ciencia-ficción, aunque tiene referentes claros en la creación de un universo distópico de arte povera, de residuo urbano, que recuerda mucho al creado por Neil Blockamp en Distrito 9, pero con unos personajes muy actuales, que se caracterizan por la profunda división de la sociedad entre ricos y pobres, con un subtexto que nos habla de algo tan actual como las okupaciones y los desahucios. No hay nada que nos sugiera que estamos en un mundo del futuro, ya que esta cuestión está presente casi diariamente en la prensa, y la presencia de drones-espía de la policía ha sido muy superada en el uso de estos artefactos o pequeñas aeronaves, controladas remotamente, objetos que se fabrican incluso para los niños. Ni la pobreza ni la tecnología son cosas del futuro (ignoro si hay viviendas sociales y si son suficientes para los sin techo en Gran Bretaña). Podríamos definir la película como un relato descarnado de la pobreza que ya muchos viven e incluso han superado, protegiéndose de las inclemencias del tiempo en pequeñas tiendas en las calles, narrada sin ningún tipo de embellecimiento ni de atenuación de la realidad de unos personajes principales que forman parte del sector privilegiado porque tienen un trabajo de los que se denominaron esenciales durante el comienzo de la pandemia, el negocio de la incineración de los muertos que han abandonado ya envoltorios caros y cuyas cenizas acaban en una maceta. Descarnada, fría y sin ninguna intención de embellecer una realidad que se representa como cruda y descarnada, anulado cualquier elemento que contribuya a entretener y provocar la ensoñación o la esperanza de sus personajes en un mundo mejor. La cruda realidad con tintes siniestros.
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