S**o en New York. Temporadas 4,5,6. CRÍTICA III

 




FICHA TÉCNICA, SINOPSIS, LO QUE SE PIDE Y BREVE COMENTARIO

¿CUÁNDO COMENCÉ A DEJAR DE PARTICIPAR EN LA VIDA Y A ESCRIBIR SOBRE ELLA?


Una tarde triste por diferentes razones, de lluvia, cuyas gotas me amenazan como siniestros enemigos, me siento frente a mi pantalla de streaming ante los últimos episodios de las temporadas 4, 5 y 6, a los que dio forma Darren Star, basado en la historia de Candence Bushnell,  en los que las cuatro protagonistas, Miranda, Samantha, Carrie y Charlotte han superado la barrera de los 35 años, la que separa a la mujer deseable que se enrola en aventuras enloquecidas de  las que todavía se pueden permitir el lujo de ser libres, de las solteronas, que tienen que soportar ser denostadas, conseguida la independencia económica, (disponen de un piso en Brooklyn o en el centro de Manhattan,  participan en las fiestas más glamurosas de la city, y se relacionan con los hombres más deseados). Cruzada esta desafortunada barrera, desaparecen los veinteañeros como opción divertida y las atormentan los celos, las inseguridades y las sospechas, tras una serie de episodios que las han separado definitivamente de la vida en pareja, y más que vivir 'con la horma de su zapato', con lavida en pareja, comienzan a escribir sobre ella. Tengo mis dudas, pero quizá el haber seleccionado este grupo de mujeres, dejando al margen a 'la rosa púrpura de El Cairo', los creadores y guionistas tenían quizá el objetivo de no oscurecer el tema objeto  del relato, lo que subyace: el fin de su ilusión de libertad va acompañado de la pérdida de ilusión de  la posibilidad de tocar el cielo en la ciudad mas elitista del mundo, puesto que quizá siga conservando el  skyline que dibujan sus edificios, pergeñados y construidos por arquitectos de la Bauhaus, los de 'Poeta  en New York' de Lorca, que atenazan al hombre que deambula entre esas formas que buscan la sierpe y las que buscan el cristal, en cuyas calles el poeta de Fuentevaqueros iba a encontrarse a sí mismo, a buscar la epifanía sobre su propia naturaleza, una ciudad que combatió en su seno su propia revolución arquitectónica cuya historia nos contó King Vidor en El manantial (1949), lo que la diferencia de otras que emergen hoy, repletas de edficios singulares.

Es quizá el ejercicio de dar ese salto entre las condiciones materiales de vida que, como subyace en el último film de Juan Antonio Bayona 'La sociedad de la nieve' condicionan un modo diferente de los individuos de relacionarse entre sí, que con frecuencia olvidamos, porque hay algunos vínculos, aunque sean pequeños que unen a todas las mujeres y a todos los hombres y que permiten crear una ideología que une a unos y otros en función de su condición sexual para unos y del género para otros. Es en torno a estas débiles conexiones entre todas las mujeres en este caso, precisamente, lo que cuida esta serie. Las cuatro chicas triunfan por la misma razón por la que, superados los 35 años, pasan a ser consideradas solteronas que escriben sobre experiencias que no tienen, cuando en realidad empiezan a tener las vivencias de las ajumma coreana, o mujer casada, que comienza a sentirse incómodas viviendo como lo  hacían cuando eran más jóvenes y exhibían provocadoramente las formas de su cuerpo, conscientes de lo que ello significaba. Ahora quizá este mismo hecho es interpretado de otra manera. La conciencia de estos cambios en su vida las lleva a comportarse de manera diferente y a comenzar a desear buscar pareja, sin mostrar, desde otra perspectiva, ya sea bergmaniana, de negar la  posibilidad de la pareja trascendida a cualquier tiempo y lugar, a adoptar la porstura claramente misógama de muchas series del kdrama surcoreana, de las que protagoniza un gran número el actor Song Kang, entre las que representa un gran icono 'Aún así'. 

Desde una postura intermedia, norteamericana, y con más opciones, Carrie, cuando analiza lo que ella ve como el comienza de su decadencia,  como una solterona más, una sotuación que no afecta a los solteros de oro y los playboy, introducida en el mundo de la especulación financiera, y a escribir sobre ella, relacionándola con el s**o, llega a la conclusión de que seguir invirtiendo más en una  y en el otro, en la bolsa y las citas a ciegas, no tiene sentido. En este aspecto vemos una ligera conexión entre todos los hombres y todas las mujeres, con independencia de su estatus. Las cuatro amigas siguen militando en la moda, llevando zapatos 'Manolos',  dándole la máxima importancia a su apariencia, en busca de su alter ego que de sentido a su vida. Todo parece igual, pero todo es diferente, y en este momento ellos y ellas buscan el tiempo perdido; más adelante lo que querrán es vivir intensamente lo que les queda. Y estos es universal. La serie fue calificada de inmensa tontería infumable en su momento, como la  película 'El diablo se viste de Prada' de David Frankel, pero con el tiempo se ha podido ver que sentaron unas bases de las que muchos movimientos parten hoy, buscando lo kitsch y barroco como alternativa en la actualidad. El cine norteamericano tiene una política cinematográfica con un subtexto determinado, pero además tiene como función entretener, y muchos críticos y espectadores han coincidido en que mostrar el glamour, por ejemplo, puede fomentar el desarrollo de la experiencia vicaria; ahora comprobamos que casi todo el mundo buscar epatar con una imagen de su universo determinada, y lo cierto es que también lo consiguen dando lugar a las generaciones y las tribus urbanas y rurales, que no sólo piensan de una manera determinada y defienden unos principios, sino que visten y se comportan de acuerdo con lo que predican. S**o en New York nos muestra a unas mujeres que en 1998 rompieron el techo ee cristal en una ciudad, New York, que aún creia en sí misma.

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