The Voices. Marjane Satrapi. Publicada en cinelodeon.com el 23 de Noviembre de 2017




EMITIDA EN EL CANAL DE ONO EL 23 DE NOVIEMBRE DE 2017



La diégesis de un relato se complementa con el background cultural, intelectual e ideológico del espectador, por lo que si hacemos un análisis comparativo entre mi crítica de 2017 y la realizada el pasado 23 de marzo, podremos comprobar que son muy diferentes y que el acento se ha puesto en aspectos muy distintos del discurso cinematográfico. En 2017 decía:"Es evidente que Marjane Satrapi logra sorprender a su público, después de mantenerlo engañado durante una buena parte del primer tiempo. El espectador intuye que Jerry no es un chico del todo normal, que trabaja en una empresa bajo la supervisión de un psiquiatra. Su actitud infantil le resta atractivo, a pesar de ser, quizá, el chico más guapo de la plantilla, cuyos trabajadores visten un curioso mono de color rosa. Parece como si la cineasta persa mirara nuestra sociedad desde fuera, un mundo agradable, multicolor, al servicio de la publicidad y no al revés, que esconde en sus entrañas las pesadillas más tenebrosas, cosa que tampoco parece preocupar a una población acostumbrada a ver diariamente programas sobre crímenes horrorosos, presentados por las cámaras en forma de relato, mockumentarys de terror que emiten las televisiones en una franja horaria destinada a las amas de casa, con la advertencia de que nos están contando casos reales. Poco a poco iremos comprobando que la dolencia de que es tratado Jerry es más grave de lo que habíamos pensado al principio, un esquizofrénico que habla con sus animales de compañía que le dicen justo lo que él quiere oír.

De este modo Satrapi desacraliza mediante la exageración ( no se puede llenar un salón-comedor de fiambreras llenas de carne de los restos de una sola persona) el tema que está tratando, e introduce la ironía a través de unas víctimas que no parecen tales, sino que simpatizan con el chico y lo tratan mejor que cuando era un pobre joven tímido del que creían que tenían derecho a burlarse. La realizadora si nos cuenta el origen, en parte genético y en parte adquirido, de la alteración psíquica del joven Jerry, pero no se relame ni se regodea en ella, simplemente pone en antecedentes al público. El resultado es muy, pero que muy chocante, y poco esperable de la autora de 'Persépolis', una novela en la que ya hacía hincapié en el nihilismo del Berlín de la década de los 70, un relato que se adaptó al cine por ella misma en compañía de Vincent Paronnaud. El joven asesino en serie provoca empatía porque es débil, bienpensante, y quiere ser uno más: ni más ni menos que los demás. Las chicas también son como cualquier otra de su edad, unas más enamoradizas que otras . Todos ellos producto de una sociedad como la nuestra que sólo busca en las historias de asesinos en serie medirse intelectualmente con el ejecutor y ganarle la partida, sin importarle a veces demasiado las razones que inducen al individuo a comportarse de forma extraña, como le sucede a Jerry, se encierra en su casa con dos mascotas que lo entienden mejor que la 'familia' que reside fuera de su hogar, constituida por su compañeros de trabajo. Cuando lleguen los títulos de crédito finales a nadie e extrañará su carácter jocoso.

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