Humans better Us. Un film que crea la figura de los liquidadores. actualización
Inteligencia artificial vs. Humanos (ver vídeo en Youtube
Andrei Dzhunkovskly, Alenxadr Dagan, Alexandr Kessel, creadores de la serie, guionistas y directores, avanzan en 2018 un discurso que, si bien ha quedado obsoleto en parte, especialmente a nivel visual, aunque con una imagen no exenta de romanticismo y muy adecuada al mensaje que pretenden trasladar. Por otra parte, el relato demuestra las interconexiones que hay en todos los países del mundo a escala global, tanto en los discursos como en la forma que se elige para construirlos, como veremos. Los acontecimientos que se están produciendo estos días en París demuestran que nos encontramos en una fase de marcado carácter ludista: el ciudadano europeo, como el liquidador ruso, se refugian de nuevo en el socialismo utópico, en la esperanza de una imposible vuelta al pasado en un momento en el que no podemos hacer prácticamente nada sin recurrir, bien directamente o bien de forma indirecta, a través de familiares nacidos con el siglo, los famosos centennials o generación Z, a los que aprietan por detrás los Alpha, más integrados todavía. Unos y otros han convertido el móvil en una prolongación de su brazo, y no para comunicarse telefónicamente con sus progenitores que les compran estos dispositivos con el propósito de controlarlos mejor, sino para comunicarse a través de sitios con millones de cuentas, que transmiten, como hace Instagram, imágenes a través de mensajería instantánea, que informan dónde están los sujetos y qué pueden estar haciendo, y otros espacios con diferentes propósitos por los que circulan noticias, contactos, intercambio de opiniones en chats de distinto signo, etc. Aquí todavía aparece el robot como un servidor doméstico de la familia, concretamente de carácter sexual, que sustituye al ama de casa díscola, sustituyéndola por otra dócil y entregada, y que es capaz de matar para proteger a su familia.
Hay una gran confusión en torno a si habrá una segunda temporada (en realidad una tercera, ya que la que hemos visto como primera parece ser una fusión de la primera y la segunda), de esta serie en la que los robots no cumplen las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov, que aparecen por primera vez en el relato ' Círculo vicioso' de 1942 (1. Un robot no hace daño a un ser humano, ni permite por inacción que se le haga; 1. Un robot está obligado a cumplir las leyes de su dueño, siempre que no se contradiga la primera ley; 3. Un robot debe proteger su propia existencia, sin entrar en contradicción con las leyes anteriores. Estas leyes se recuerdan en muchos relatos literarios y cinematográficos y en series como la que nos ocupa). Han transcurrido muchos años y Asimov no pudo ni imaginar la encrucijada en que nos encontramos; los robots de apariencia y comportamiento humano no han tenido el desarrollo que imaginó la ciencia-ficción de comienzos del siglo XX, y antes de que esa fantasía humana se hiciera realidad aparecen términos como metaverso, multiverso, realidad aumentada, realidad virtual, que tienen sus aplicaciones prácticas en múltiples aspectos de las ciencias e incluso en la detección de afecciones humanas. Se ha creado la oferta, pero no se ha desarrollado la demanda porque los salarios son muy bajos y los productos tecnológicos se comportan como las sedas y las especias del comercio medieval; no habrá desarrollo si no se crea este mercado, porque la riqueza deriva de la producción para las masas. De hecho Zuckerberg ha ralentizado su proyecto de metaverso, sencillamente porque perdía dinero.
En 2023 ecribí este post en el que se vaticinaba el nacimiento de movimientos liquidadores ante la salida al mercado de dispositivos (smartphones, robots...) que podían sustituir a los trabajadores (smatphones, robots...). Aquello quedó en el olvido, como una aportación al imaginario del género de un elemento que más tarde no pudimos detectar en los medios de comunicación ni en las producciones literarias o audiovisuales. Esto era ya un indicio que había surgido en la mente de los creadores de la serie ¿Qué nos preocupaba? Algo que Nix y yo buscábamos en la producción cinematográfica de ciencia-ficción occidental y no encontrábamos, pero que sin embargo sí se había producido en Rusia: la aparición de liquidadores de las nuevos dispositivos que producían destrucción de empleo. En este caso de mujeres que satisfacían al pater familias. Ya los tenemos aquí, a la par que el surgimiento de conflictos relacionados con la pérdida de los derechos humanos, que obligan a lo que Nix llama IAH (Inversión en Actividad Humana) y cuya prioridad debe ser patrocinar a los creadores, los que deben hacer avanzar el pensamiento de la sociedad en todos los campos, creación de valor cultural. Por fín hemos detectado la posibilidad de que se produzcan agujeros negros, por los que se evaporen valiosas inversiones de capital humano que pueden hacer avanzar a la humanidad y librarla de la carga que le impuso un pecado capital, que ha dejado de tener sentido.



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