Tulsa, ciudad de lucha. Stuart Heisler







Ficha ´técnica:

Título original: Tulsa.
País:  Estados Unidos.
Año: 1949.
Duración:: 90 minutos.
Dirección: Stuart Heisler.
Guión: Frank Nugent y Curtis Kenyon, basado en una historia de Richard Wormser.
Dirección de Fotografía: Winton Hoch, A.S.C.
Música: Frank Skinner. Canción 'Tulsa': m´sica: Allie Wrubel y letras de Mort Greene.
Edición: Terrell Morse.
Director artístico: Nathan Juran.
Productor : Walter Wanger.
Prodcutor asociado: Edward Lasker.
Maquillaje: Ern Westmore, Del Armstrong.
Peluquería: Joan St.Oegger, Helen Turpin.
Diseño de vestuario: Herschel.
Eagle-Lion Films, Walter




Intérpretes:

Susan Hayward: Cherokee Lansing,
Robert Preston: Brad Brady,
Pedro Armendariz: Jim Redbird,
Lloyd Gough: Bruce Tanner,
Chill Wills: narrador, Pinky Jimson,
Edward Begley: Johnny Brady,
Jimmy Conlin: Homer Triplette,
Roland Jack : Steve.




Sinopsis:

La hija de un ganadero, queriendo vengar la muerte de su padre, será provocada accidentalmente por un desaprensivo prospector de petróleo, que la  introducirá en el negocio del oro negro y llegará a construir un imperio petrolífero. La ambición se apoderará de ellos traicionando la confianza de sus amigos.

Comentario:

El film de Stuart Heisler ha tenido su réplica en los últimos tiempos en la realización de Paul Thomas Anderson, 'Pozos de ambición' (There will be blood, 2007), e ilumina el sentido del grito histriónico y alocado de Daniel Plainiew (Daniel Day-Lewis), explicándo al joven Sunday (Paul  Dano) en qué consiste el drenaje, con la imagen de un vaso y una pajita. La película de 1939 es todo lo maniquea que puede ser e incluso, en su revisión de la historia, se inventa las circunstancias que favorecieron la revolución burguesa y la subsecuente revolución industrial, tras la Guerra de Secesión, una contienda de carácter civil que enfrentó a los estados del Norte y del Sur de América. Con los yanquis se arruinó la floreciente cultura india, que en palabras del cherokee Jim, residía en las cinco naciones civilizadas ¿?, destruyendo las ¿plantaciones?, las imprentas, las bibliotecas, las universidades e incluso una democracia participativa, con modernos sistemas de elección. Es cierto que el cine es ficción, pero no es necesario pitorrearse de un pueblo que fue  expulsado de sus tierras, en las que vivía en un modo de producción neolítico. Ni siquiera si nos referimos a las grandes civilizaciones de los incas o los aztecas.

Un personaje secundario, Pinky  Redbirds (Chill Wills), actúa como narrador:" Oklahoma significa 'Tierra del Hombre Rojo': los Osayas, los Cherokee, los Greis, los Sutows, los Semirolas, los Sitsauas... " El petróleo, alma de nuestra civilización, descansaba en paz bajo tierra, puesto que para un hombre dedicado a una economía de subsistencia, basada en una agricultura y ganadería extensiva no tenía utilidad. Hoy  todavía es el motor del progreso, el carburante que mueve las máquinas que el hombre ha ideado y construido. Tulsa es el centro neurálgico de una importante industria. Pero el indio Jim se pregunta si es necesario arruinar la tierra para producir petróleo. El director responsabiliza de este desastre a todos: los jefes indios que exigen más pozos en sus tierras para incrementar sus beneficios ¿?, los empresarios depredadores, e incluso las mujeres ambiciosas y caprichosas como la protagonista, que debe tener alguna tara heredada de su madre, a la que se alude en más de una ocasión en la película, y que debe sufrir algún trastorno bipolar que le hace pasar de la avaricia sin límites a la defensa del rancho de su amigo cherokee,que  antepone  a los intereses de todo tipo., que había defendido fieramente cinco minutos antes.

Únicamente salva al técnico,el ingeniero Brad (Robert Preston), hijo de un borrachín-pendenciero que regaló sus tierras a la joven Cherokee Lansing (Susan Hayward) . Este técnico, enamorado de la  protagonista, busca un acuerdo sobre yacimientos, demostrando con un  documental sobre las instalaciones de Glenn, que en otros tiempos se extrajeron grandes cantidades del 'oro negro' de forma tan anárquica que bajó la producción y acabó muriendo; su herencia fue un paisaje de  terrenos estériles, donde no crecía  la hierba desde el abandono del negocio, como si hubieran sido sembrados de sal por el propio Atila; nunca se extrajo más del 30 % del petróleo por la desmedida competencia, que incitaba a las empresas a  perforar sin control por el temor de que el vecino drenara su líquido. Exige  controlar la obtención de crudo y  establecer una cantidad máxima diaria, para mantener los niveles de extracción y preservar el medio. Pero los productores no lo ven así, sino que afirman que  el yacimiento Glenn  fue el impulsor del crecimiento de Tulsa, sus empresas y rascacielos, producto no de una extracción controlada, sino de una auténtica  inundación del producto ."El petróleo y la tierra no son sagrados, son herramientas que el hombre utiliza para sus grandes hazañas. Los jefes indios son tan voraces como los grandes petroleros prácticos."

¿Una película en defensa del medio ambiente? No. Un film de propaganda del uso de esta energía sucia, que responsabiliza de los errores del pasado hasta a los piojos que habitaban en las cabezas de los peones. La defensa infantil del rancho del indio Cherokee, justifica un incendio dantesco, que acaba con los cientos de horribles torres de extracción, de gran impacto ambiental, entre las que circula enloquecido el pobre Jim hasta que decide acabar con este infierno visual y  la elevada contaminación de los lagos y los riachuelos que producen auténticas hecatombes del ganado. Todos colaboran para apagar este incendio, e incluso el empresario guarda silencio y colabora en la extinción de las llamas con sus conocimientos como artificiero, porque el fuego ha comenzado en estas aguas impregnadas de carburante. ¿Quien es el responsable?

Otra cuestión notable es el tratamiento de la mujer que hace Stuart Heisler: vertiendo dudas sobre el origen de la propiedad de sus tierras, presentándola como una ambiciosa que maneja al hombre que ama, un ingeniero con conocimientos sobre la explotación del crudo, al que trata como a un florero, negociando los asuntos importantes con Banner a sus espaldas. Viendo esta película viene a la memoria el poemita de José Agustín Goytisolo que cantaba  Paco Ibáñez que decía algo así: "Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos/ Y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado..."

Las últimas  imágenes nos muestran lo que el cineasta contempla complacido como un moderno paisaje industrial, tan horrible como el anterior, pero más moderno y de 'apariencia' más limpia. Se cometieron errores, sí, pero hasta los jefes indios cogieron su trozo importante de la tarta. Ocurrió como ocurre ahora: "Todos nos hemos pasado", dicen. Y una se pregunta: ¿Cómo?


Película completa, con subtítulos en castellano en YouTube.

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