Conspiración de mujeres. Peter Greenaway. Comentario.





MUCHAS COSAS IMPORTANTES MUEREN VIOLENTAMENTE CADA DÍA: LOS MEJORES DÍAS PARA UNA MUERTE VIOLENTA SON LOS MARTES, LOS DÍAS DE LA PINTURA AMARILLA; LOS SÁBADOS SON LOS DÍAS DE LA PINTURA ROJA.

Comentario:



Greenaway comienza su película impregnando la secuencia, que funciona como obertura de su obra, con una inquietante menina salida del famoso cuadro de Velázquez, o de alguno de sus "spin off",  de esa fascinación por el mundo del arte y en especial la pintura que empapa todas sus películas, en las que se siente ese punto maligno y perverso del arte de Caravaggio, del niño, ahora la mujer joven, bebiendo en medio de una alfombra de naturaleza muerta. Un amontonamiento de residuos biológicos de todo tipo (frutas, piezas desgarradas de carne...), combinados con animales enjauladas, dispersas en el set, conviviendo con insectos que olisquean y muerden todo lo que desean, sin que nadie los moleste, que transmiten una sensación molesta y desagradable, que poco o nada tiene que ver con los montones de suciedad o residuos industriales de Tarkovsky o Jeunet con los que contrastan por su brillante colorido que, con frecuencia, y merced a unos polvos rojos que dispersa un niño, no se corresponden con exactitud con la forma en la que se inscriben. Frases como "un cadáver está atrayendo montones de moscas" no es inusual.

Peter Greenaway se formó en principio en lo que parecía que era su mayor pasión, la pintura, una huella que deja impronta en su cine, y de forma explícita en películas como 'El vientre de un arquitecto' . Pronto mostró interés por el cine europeo y por directores de la talla de Antonioni, Bergman, Godard, Passolini y Resnais. Poco a poco su estilo fue evolucionando hasta aproximarse a una tendencia que se ha llamado fotoconceptualismo, un movimiento artístico que nace en Vancouver, la Colombia británica de Canadá, entre 1960 y 1970, capitaneada por fotógrafos como Jeff Wall o  Ian Wallace, que se especializaron en una mise-en-scène muy estilizada en el detalle minuciosamente complicado, que busca la creación de imágenes a partir de no-acontecimientos, una mímesis de los efectos del cine y la pintura.

Peter Greenaway nos ha dejado hasta el momento películas tan controvertidas como "El vientre del arquitecto" (1987), "Conspiración de mujeres" 1988, "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante "(1989), "El niño de Mâcon" (1993), "The Pillow Book" (1996), "Mujeres 8 1/2"  (1999)...



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