It. Andy Muschietti. DVD, Blu Ray





LA RAZóN GENERA MONSTRUOS, DECÍA GOYA, ENTRE ELLOS EL RESENTIMIENTO. LA IGNORANCIA Y LA SUPERSTICIÓN TAMBIÉN, ESPECIALMENTE LA VIOLENCIA EN TODAS SUS MANIFESTACIONES.





FICHA TÉCNICA, SINOPSIS, LO QUE SE DICE,  CARTEL Y TRAILER. (PINCHAD AQUÍ).


COMENTARIO:



La división de la historia que nos cuenta Stephen Kings, que utiliza para atormentar y asustar a unos niños la figura del payaso, concebido, en principio, para hacerlos disfrutar, tiene una razón comercial, aunque bien tratada, permite profundizar en los traumas infantiles y rastrear los fantasmas que encuentran su acomodo en las mentes de los más pequeños. Cada uno de los niños que protagoniza estas historias se convierte en el emblem de uno de estos traumas, entre los que se cuenta la violencia ejercida por el pater familias sobre los hijos a su cargo, de la que no salen indemnes muchas chicas que deben soportar los abusos de índole sexual de sus progenitores y que animan a la protagonista a cortarse los cabellos, un signo de feminidad; el buying originado por un exceso de peso en la pre-adolescencia, la madre sobre protectora y afectada de un trastorno que la convierte en una obsesa de la asepsia en pro de una vida segura y saludable, la religión frente a la ausencia de creencias, la pérdida de un padre o un hermano...

En la ciudad de Derry se añade a estos traumas universales la exagerada desaparición de jóvenes y adolescentes, que encuentra su explicación en el complejo americano de culpa por la extinción del pueblo indio, el desprecio a sus creencia y la construcción irreverente y sacrílega de viviendas sobre sus cementerios, a los que tan solo arrancó las lápidas, dejando los cadáveres en el lugar donde fueron enterrados. El origen de la ciudad era un campamento de cazadores de conejos; 92 personas firmaron la constitución de Derry, pero ese mismo invierno desaparecieron sin dejar rastro. ¿Fueron los indios, una plaga? ¿Que era la casa del pozo y que significado tenía éste? ¿Un portal al infierno?

En esta primera parte sólo tienen presencia los padres cuya forma de ser yde actuar ha sido perniciosa para sus hijos y su preparación para un futuro sanocomo adultos, entre ellos el que abusa sexualmene de su hija, el policía que humilla a su cachorro rebelde y lo convierte en un delincuente, la madre protectora que padece un trastorno obsesivo compulsivo que se manifiesta en una obsesión por la limpieza y la asepsia en general que se traduce en un uso compulsivo por parte del niño de placebos.Ni Stephen King ni su adaptador, en este caso Andy Muschietti, han querido ser considerados con los adultos y han cargado, sobre algunos de ellos la responsabilidad de generar monstruos en el imaginario de sus propios hijos,como con ellos hicieron sus padres, que acabaron encerrándolos en un pozo vegetando, flotando como  una nube.

Es difícil imaginar cómo va a enlazar el capítulo 2 a estos niños y sus terribles experiencias con el mundo de los adultos, que se reserva para esta segunda parte, una transición que se producía progresivamente en el film, con menos carga lovecraftiana, que dirigió en 1990 Tommy Lee Vallace, una película magnífica que animó a sus promotores a realizar esta secuela. De momento el argentino Muschietti parece sentirse en su salsa con el universo y el estilo visual que crearon Steven Spielberg y su 'alumno' J.J. Abrams, que nos muestran el poder de la inocencia  preadolescente y su capacidad de solidarizarse para defenderse como grupo   y enfrentarse a lo adultos. ''Me he visto reflejada en una charca rodeada de todos vosotros a la edad de nuestros padres", le dice Beverly, la única chica del grupo, una  situación excepcional que paga cara, a Richie, cuyo hermanito es asesinado por Pennywise, al que atrae con el famoso globo rojo; está anunciando la secuela que todos esperan. 

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