Mission Imposible. Crítica. Christopher McQuarrie.
Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice, fotografías y cartel (Pinchad aquí)
Crítica:
Los géneros de acción y ciencia-ficción son los que incorporan en mayor medida los nuevas aportaciones de la revolución tecnológica, que les permite dar mayor veracidad, a pesar de su sofisticación a acciones trepidantes que no dejan descansar al espectador en su asiento. Christopher McQuarrie da una tremenda lección de la diferencia que existe entre construir un burdo alegato sobre las nuevas tecnologías, como hace Haneke en su última película película 'Happy End', en la que encadena un rosario de nuevos lenguajes informáticos y tecnológicos para evidenciar que conoce su existencia y posibilidades, e incorporar estas técnicas a su discurso audiovisual, como hace el director de Misión Imposible: Fallout, en el que la música de Lorne Balfe se erige en un elemento narrativo que contribuye a crear una atmósfera de acción frenética que acompaña a la franquicia desde su nacimiento como serie, creada por Bruce Geller. De nuevo tenemos en este nuevo hito de la ciencia y la tecnología a los Hermanos Lumière y al Mago Méliès luchando por abrirse paso en este nuevo circo que algunos califican despectivamente de blockbuster. El público, como ocurría en los comienzos del cinematógrafo, aplaude entusiasmado y sale satisfecho de la sala de proyecciones.
Para este viaje McQuarrie se ha hecho acompañar del actor más flexible y entregado al género en la actualidad, Tom Cruise, cuya oposición a la sustitución por especialistas en las acciones más comprometidas es conocida. Sorprende además que este símbolo de la aportación norteamericana a la cultura occidental, la acción y la improvisación (action painting, jazz...), con independencia de su edad, sea capaz de saltar entre edificios y correr de tal forma que muchos preadolescentes no le podrían emular, convirtiéndose a sí mismo en el 'mayor espectáculo del mundo'. La última media hora del film es de infarto, merced a dos líneas de acción que se van alternando y que, en la ficción, no deberían sobrepasar los 15 minutos, pero se extiende más del doble en el relato, lo que hace que el espectador se agarre a los brazos de su butaca y se medio-incorpore de su asiento, incapaz de soportar la tensión a la que se lo somete, atenuada con constantes y afortunados toques de humor. El leitmotif de la saga, el tema compuesto por Lalo Schifrin, despierta la melancolía de un público ya entregado.
Simon Pegg parece haber dejado atrás definitivamente su trabajo con el británico Edgar Wright, tras haber protagonizado películas tan emblemáticas como Zombies party (Shaun of the dead), (2004) en cuyo guion colaboró con el director, Arma fatal (2007), o Bienvenidos al fin del mundo (2013) si bien en 2006 ya participó en 'Mission Impossible 3', desempeñando el mismo papel de Benji Dunn, un personaje de gran humanidad que acerca esta aventura 'imposible' a un público ávido de evasión y entretenimiento del bueno, que le permita olvidar durante algo más de dos horas su miseria cotidiana, una de las funciones principales del cine que atribuyó Orson Welles al nuevo modo de representación y certificaron los cineastas de la Nouvelle Vague, uno de cuyos máximos representantes, François Truffaut, colaboró representando un personaje de cierta entidad en uno de los filmes más emblemáticos de Steven Spielberg , 'Encuentros en la tercera fase' (1977). Años después Damian Chazelle, un realizador norteamericano de origen francés, devolvió a los cineastas de la Nouvelle Vague, el guiño realizando un musical, 'La La Land'', un homenaje a Jacques Demy ('Los paraguas de Cherburgo' , 'Las senoritas de Rochefort', con las inolvidables Catherine Deneuve y su hermana Catherine Deneuve. Entre sus ilustres secundarios figura Wes Bentley, el multipremiado mejor actor secundario, cuyo papel en 'American Beauty' , (Sam Mendes, 1999), extremadamente icónico, ha dominado toda su carrera; un mejorado Alec Waldwin, que comparte un ilustre elenco de secundarios con Rebecca Ferguson, Vanessa Kirby y Michelle Monaghan, un elenco femenino que representa papeles más oscuros, en general, y Henry Cavill encarnando al villano junto al enloquecido anarquista, que interpreta Sean Harris, el líder de 'Los Apóstoles', convencido de que cuanto mayor sea el caos, la paz saldrá más fortalecida, recuperando el lema de 'Cuanto peor, mejor'. Todos ellos, junto al entrañable Ving Rhames, el único actos afroamericano, contribuyen a dar solidez al relato de una historia verdaderamente 'imposible'.
En el background la incapacidad de los habitantes de la Tierra, frecuentemente denunciada en el cine de ciencia-ficción, de alcanzar algún día un gobierno mundial que responda a la ya implantada organización socio-económica global, en la que sólo circulan con libertad las mercancías, y los hombres, cuando no son tratados como tales. La CIA, el MI6 (servicio de inteligencia británico), Los Apóstoles, y los Intermediarios, entre ellos la Viuda Blanca (Vanessa Kirby), tejen una red en la que es difícil orientarse, y en la que nada se resuelve definitivamente, quedando abiertos los conflictos para capítulos posteriores en la ficción y en la realidad, perfectamente intercambiables. Incluso la práctica del parkour por Tom Cruise es ficticia tan solo en el momento que es captada por las cámaras; delante de ellas, al parecer, hay un actor de verdad saltando de edificio en edificio, y no un pared pintada de verde, preparada para incorporar un croma y sustituir lo que es por lo que parece. En uno de esos saltos sufrió un accidente, que da la impresión de que ha sido incorporado al film; en las imágenes vemos al actor sujeto por un cable que podría, in extremis, amortiguar un posible golpe. Una actitud que hace difícil deslindar, en el universo del artificio, la ficción de la realidad, algo que permiten las nuevas tecnologías, usadas por técnicos, expertos en lenguaje cinematográfico, que merecen relevancia en los créditos actuales, y cuyo trabajo, indudablemente artístico, alcanza el cenit en las persecuciones de coches, aviones o helicópteros. Un film disfrutable, que no dudamos en recomendar, ya que tiene la virtud de reunir en una sala de proyección a espectadores de cualquier sexo o edad, dispuestos a pasar un buen rato.
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