Infiltrado en el KKKlan. Spike Lee. Crítica







LOS ACTIVISTAS CINEMATOGRÁFICOS, SPIKE LEE Y MICHAEL MOORE, REACCIONAN EN LA ERA TRUMP


Ficha técnica, sinopsis oficial, lo que se dice (Pinchad aquí)


Spike Lee reaparece para denunciar la discriminación y la segregación de su pueblo que con frecuencia acaba de forma violenta, en la que el hombre y la mujer negros son culpables por definición de cualquier hecho delictivo que se produzca en cualquier pueblo, suburbio o ciudad norteamericana. Para explicar las razones de una situación viva en la actualidad, a pesar de que el país ha tenido un presidente aforamericano, Barak Obama, muy respetado a nivel mundial, recurre a los orígenes de la nación americana, sirviéndose para ejemplificarlo de películas que residen en los archivos cinematográficos de los Estados Unidos, en especial grandes producciones como 'El nacimiento de una nación' de D.W.Griffith, que permite al director abordar una estructura circular con una poética que contempla diferentes texturas con un valor semántico: la ciencia y la tecnología evolucionan, no así la mentalidad de los hombres, en la que los procesos son de un recorrido temporal mucho más largo, para demostrar que bien entrado el siglo XXI funcionan lemas como el que llevo a Donald Trump al poder: 'America First', cuyas connotaciones no son difíciles de entender por el ciudadano actual.

Los Estados Unidos de América nacieron como resultado de una guerra cruenta, la de Secesión (Civil War), que se extendió desde 1861 hasta 1865, tras la contienda del pueblo americano con sus colonizadores, que desembocó en la independencia de las colonia británicas en el Nuevo Mundo en 1783. Esta guerra enfrentó a los esclavistas del sur, grandes hacendados que cultivaban algodón, tabaco o azúcar, en los diferentes cinturones en que se dividió el país según los cultivos predominantes (Cotton Belt, Tobacco Belt y otros), en los que surgieron plantadores, aquellos que tienen tierra en propiedad y 20 o más esclavos -hay diferentes clasificaciones-, y los estados del Norte y del Este que, inspirados por los ilustrados franceses, necesitaban liberar a los siervos para implantar una economía de corte capitalista, en la que los hombres y mujeres trabajaran en la industria y cobraran un sueldo para adquirir los productos que fabricaban. La verdadera riqueza se obtiene produciendo para las masas, ya sean telas o los nuevos ingenios de la tecnología, una realidad sobre la que se impone reflexionar de nuevo, pues ha generado una crisis que agudiza las tensiones.

Esta unión a la fuerza ha dejado profundas heridas que no se han podido restañar, a lo que se une la emigración desde la América profunda, la poblada por los rednecks ('cuellos'rojos de los labradores de baja renta) a las zonas más florecientes lo que implica una expansión de su ideología que habla al pueblo del renacimiento de un gran país, depurando la raza y eliminando a migrantes, judíos negros, o cualquiera que sea diferente, cuya presencia asocian a sus desgracias. Un discurso que está penetrando en fortalezas yankis apoyado en la crisis de la nueva era tecnológica que está haciendo irreconocible el mundo que conocemos. El miedo es el principal protagonista de esta historia. Lee cierra el círculo con el rebrote de la violencia contra los afroamericanos en la era Trump , que se inicia en enero de 2017, en la que la mezcla de imágenes ficticias y documentales en una fusión perfecta que evoca ciertos acontecimientos recientes que han conmovido al planeta.

Pero si algo adquiere fuerza es la historia que se enmarca en esta atmósfera racista y discriminatoria, es la advertencia del cineasta-activista de que la única solución es que todos los hombres de bien se unan, sea cual sea el color de su piel, su ideología y sus creencias religiosas contra la expansión de la barbarie. Una idea que se materializa en la figura de un infiltrado en el Ku Klux Klan, un hombre que en realidad son dos: uno blanco y otro negro, o un caucásico y un afroamericano,  los términos acuñados en el lenguaje políticamente correcto (nadie es blanco ni negro, ni amarillo o rojo, por mucho que se halla calificado a la gente con estos adjetivos durante mucho tiempo). El caucásico, interpretado por Adam Driver tiene un problema que lo hace tan débil y objeto de los supremacistas como a su alter ego: es judío y está circuncidado, la prueba del algodón. Pero todos sabemos que hay muchas más causas de discriminación : orientación sexual, sobrepeso, clase social..., e incluso dentro del universo del poder negro (Black Power), que crean un canon de belleza propio, que emblematiza la protagonista, un calco de la Angela Davis de una época muy convulsa, en la que se asesinó a John F.Kennedy, Martin Luther  King, Rober Kennedy; se juzgó a Nixon, y se intentó encarcelar a  Angela Davis (en quien se inspira el personaje de Patrice) fue juzgada cuando se la relacionó con el grupo de los Panteras Negras y absuelta por la presión internacional...

Pero, como también es habitual, Spike Lee no evita hacer la crítica de su propio pueblo y de él mismo: su negativa, usual en cualquier movimiento revolucionario, a participar en las instituciones. En realidad, ser policía le salva la vida, que con toda seguridad hubiera perdido de la forma más injusta, como les ha sucedido, cada vez con más frecuencia, a algunos jóvenes afroamericanos. La última secuencia, además de erizarte los pelos al sentir al más puro Spike Lee, es muy significativa en este sentido, y algunos la interpretarán como un acercamiento a la realpolitik , su ingreso en instituciones como la policía para poder enfrentarse, como infiltrados, a personajes como el que representa Alec Balswin, un hombre medio-oculto en la oscuridad, cuya sombra es alargada, en posición y con un discurso institucional; sus gafas parecen asomar por los agujeros destinados a los ojos del capirote, entre los que queman una cruz ante la casa de Patrice. No es fácil, (o no es conveniente), interpretar esta metáfora, con la que inicia y cierra el film, ni aporta mucha información el hecho de que Ron Stallworth sea un personaje que en la década de los 70 ingresó en la policía y se infiltró en el KKK, sin añadir más datos.

Lo que parece claro es que Spike Lee ha sentido la necesidad de hacer hablar a su cámara de nuevo en un momento en que la persecución del diferente está amenazando a un país que se consideraba el más libre del mundo, y lo hace pidiendo la unidad de todos los amenazados que en el film se materializa en la lucha a palo limpio de racistas y un conglomerado de gente de diferentes razas, ideologías y estatus social. Un film  necesario en este momento, como lo hizo en otros, en los que siguió su propia fórmula: "Haz lo que debas" .

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