Pachinko. Episodio 4.

 


 

Ficha de identificación, sinopsis ( Pinchad aquí)


Pachinko. Comentario de los tres primeros episodios (Pinchad aquí)


Episodio 4.


Visto el episodio 4 de Pachinko. Si en los primeros capítulos los creadores cumplían con su tarea de presentar a los personajes, cuatro generaciones de una misma familia coreana, que iba dibujando e hilvanando en una estructura en bucle que iba avanzando y retrocediendo a medida que nos presentaba a los protagonistas pertenecientes a un tiempo y un estadio de evolución y desarrollo económico diferente, una forma de contar que, al producir cierto alejamiento, un efecto de extrañamiento del espectador lo obliga a permanecer atento a lo que ocurre en pantalla, interesado en entender qué pasó desde 1910, en los que la atención se fija en los padres de Sunja, unos modestos campesinos que gobernaban una modesta pensión que daba comidas, y sufrían la dictadura de la policía,  hasta la época actual, en la que el nieto de Sunja trabaja para un macroempresa japonesa que se dedica a la especulación inmobiliaria. Una forma de fragmentar el discurso y de convertir a la edición, el cortar y pegar, en el sujeto de la enunciación y separa su praxis cinematográfica del cinema verité de la Hallyu Wave que está asombrando al mundo, rendido a los pies del llamado rey de esta ola que desempeña el papel de colaboracionista con el imperio nipón, Lee Min.-ho. Muchos coreanos, como ya hemos dicho en el post anterior, que huyeron de su patria y se refugiaron en la del opresor, se llaman zainicchis, y algunos, entre ellos el padre de Solomon, interpretado por Jin-ha, abrieron salones de máquinas de juego, que se llamaron Pachinko, a los que acudían coreanos que buscan compensar su mala suerte con la que podían proporcionarle estos artefactos.

El cuarto es un capítulo esencial en la construcción de la epopeya del pueblo coreano surgido de las llamas encendidas por sucesivas ocupaciones, guerras y humillaciones que dejaron una marca indeleble en cuatro generaciones de una misma familia, que vieron intensificado su sufrimiento tras la dominación de facto y de iure de Corea por Japón y la dictadura de la policía que eliminó cualquier pequeño amago de libertad de su pueblo; Este sufrimiento se fue intensificando a pesar del progreso económico que experimentaba la humanidad tras las dos guerras mundiales. Un film imprescindible para entender el optimismo actual de un pueblo, que se manifiesta en su Hallyu Wave, y del que es un máximo representante Lee Min-ho, que juega un papel estelar en esta historia, Este es un capítulo esencial en el que se idealiza la patria, el lugar que uno siente que es suyo, que nadie le puede quitar, del que quiere llevarse su olor, la sensación del agua del mar que acaricia sus pies, el recuerdo de sus padres y amigos, un sentimiento llevado a la pantalla como algo metafísico, tratado de forma malikiana, que recrea el misterio que une el hombre con la tierra en la que ha nacido y que se materializa en un tazón de arroz blanco cocido con un exquisito, cuidadoso y prolongado rito, hasta que llega a la mesa de aquellos a los que se ofrece este exquisito manjar cuyo aroma y cuyo sabor  no deben olvidar en tierras extrañas. Así se construyen las epopeyas que dan entidad a los pueblos, y que en este caso intenta reforzar el optimismo de quien, partiendo de la nada, del esclavismo y la tortura ocupa los primeros puestos en los rankings económicos y del estado del bienestar. Pocos saben que, no solo hay colonias extensas de emigrados en China y Japón, sino 450.000 coreanos que fueron deportados en su mayor parte por Rusia en Sajalín. 

Cuando se hayan proyectado los cuatro capítulos restantes haremos nuestro análisis del film que muchos críticos consideran como el más importante que se está emitiendo en estos momentos; el ritmo lo marca la plataforma que lo ha producido. Por ahora solo quiero ayudar a quien no haya podido ver los anteriores. Está disponible en Apple+ TV.

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