¿Dónde estás Bernardette? Richard Linklater. Crítica.

A RICHARD LINKLATER SE LE AGOTA EL BLA-BLA-BLÁ

Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí).

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Quienes disfrutamos con la trilogía de Linklater, a pesar de la verborrea asfixiante de Ethan Hawke y Julie Delpy exhibida en 'Antes del amanecer, 1995, 'Antes del atardecer', 2004, y 'Antes del anochecer', 2013, unas películas frescas, bien planeadas, que dejaban un espacio de diez años entre cada una de ellas, lo que permitía observar, como en un laboratorio muy Allen, como se pasa de la juventud a la madurez. Fruto del trabajo de uno de los directores preferidos de una clase media que, como sus películas, hablan más que hacen (yo me lo paso bien con ellas, pero no me inspiran tanta poesía, decía en la crítica de 'Todos queremos algo', 2016), fueron la encantadora 'Escuela de Rock', 2003, 'Bernie', 2012,  y Boydhood, entre otras que nos hicieron disfrutar. Quienes disfrutamos, repito, con su trabajo, sentimos cierta decepción ante su última película, redundante, soporífera y sin gracia, por muchos que se esfuerce Cate Blanchet, una actriz muy versátil, que ha recibido en más de una ocasión los premios más importantes del cine americano y europeo (Oscar, Globos de oro o BAFTA), mejor actriz de drama que comedia, es forzada a hacer un papel que, en ocasiones, roza el ridículo, con un movimiento nervioso, y parloteando sin parar, si bien no le van a la zaga el marido, interpretado por Billy Crudup, y la hija, encarnada por Emma Nelson.

La mala suerte del film es, precisamente y debido a su mediocre realización, e incluso interpretación, su estreno en pleno comienzo de la era de 'la nueva normalidad', que Carlos Boyero prefiere llamar 'renovada anormalidad', supongo que para no llevar la contraria a la 'peña', a su 'tribu', pero lo cierto es que todos aquellos que deseaban con ahínco volver a la vieja normalidad, se encuentran con que la realidad la moldean ellos mismos y se pone cada vez más fea, con su negativa a aceptar el mundo que ahora, después de muchos excesos, les toca vivir, (esperemos no acabar como Will Smith en 'Soy leyenda' , en la que su protagonista hasta se queda sin perro). Algunos médicos italianos se quejan de tener que trabajar intensamente para salvar las vidas, arriesgando las suyas (muchas películas de ciencia-ficción han tratado este tema), mientras las masas siguen de vacaciones jugándose la suya propia cada minuto. En una sala con seis aguerridos espectadores se proyectaba este film cuya protagonista es una arquitecta ecologista y minimalista en horas bajas, que, ante el desprecio de la culta sociedad de Seatle, tiene que ir a desarrollar su proyecto a la Antártida, un diseño que recuerda las construcciones de 'La Lego película', 2019. Las grandes compañías se reservan sus gigantescas producciones, que por otro lado han despreciado los antiguos críticos de la 'no-se-cómo-llamar normalidad', desacreditándolas con una simple etiqueta: mainstream o blockbuster. Ahora tienen enfrente a un enemigo más poderoso: las grandes plataformas que han arraigado en los tiempos de confinamiento, por muchas razones. Porque dan voz a las segundas generaciones de inmigrantes de Estados Unidos y Europa, porque nos acercan al cine (el que mejor define a las masas) de cualquier parte del mundo, -cada vez le interesan menos a la gente las historias de criadas y señoras y el veraneo de los hasta ahora pudientes en la Costa Azul -,y porque toda una familia se puede sentar en torno a televisores con una imagen cada vez más potente y mejor definida, por el módico precio de 11 euros al mes. La gran pantalla, la sala oscura, siguen siendo atractivas, y los grandes estrenos las llenarán de jóvenes; hoy por hoy, vacías, provocan tristeza. Y ahora 'Los fantasmas del Roxi' de que habla Juan Manuel Serrat no sólo los han creado los bancos, sino la destrucción colectiva del medio ambiente.