El Mar de la Tranquilidad. Choi Hang-yong. Ficha de identificación y crítica.


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METÁFORA DE LAS CATÁSTROFES QUE ASOLAN EL SIGLO XXI


Ficha de identificación:


Titulo original: The Silent Sea (Serie TV)
País: Corea del Sur
Año: 2021
Temporada 1; episodios 8; duración 50 minutos
Género: ciencia-ficción, catástrofes

Ficha técnico-artística:


Dirección: Choi Hang-yong
Guion: Park Eun-kyo
Efectos Visuales: Hillary Huong-vu
Música a cargo de La Orquesta Filarmónica de Praga y Leigh Phillips

Productor: Joong Woo-sung
Compañía productora: The Artist Company; distribuidora: Netflix


Reparto:


Bae Doona: Doctor Song Ji-an,
Gong Yoo: Han Yoon.hae,
Joon Lee: Capitán Ryon Tae-seok,
Feodor Chin: Kim Hae-sun, 
Kim Sun-young: Doctora Hong Ga-young,
Kim Si.ah: Luna,
Lee Moo.saeng: Jefe Gong Soo-hyuk,
Jung Soon-won: Gong Soo Chan,
Lee Sung-wook: Kim Hee-sun
Choi Young-woo: Lee Gi-su (copiloto).
Harrison Xu: Lee Gi-su,
Kang Mal-geim: Doctora Song Won.kyun

Sinopsis:


Una científica se une a una misión para recuperar unas muestras de una estación lunar, escenario de un accidente que acabó con todos, incluida su hermana. La historia está contextualizada en una Tierra futura desertizada; los miembros de un equipo espacial emprenden la misión de recuperar unas misteriosas muestras de una estación de investigación lunar abandonada.

Lo que se dice:


El film ha sido bien valorado por la prensa y el público, que le atribuyen una nota media de 6,2 (Filmaffinity), basada en el voto de 528 lectores, y de 7,0 (Imdb), basada en una muestra mucho más amplia, 7,100 usuarios. La  incompleta valoración del film por parte de Rotten Tomatoes pone en evidencia que no sólo ha cambiado el soporte, sustituyéndose la gran pantalla por otra de dimensiones más reducidas, las de un televisor. la forma de ver cine, -en casa solo o con los convivientes, en lugar de en la sala oscura del espectáculo -, sino la posibilidad de hacer crítica antes de los estrenos, que convierte en imposible que un crítico pueda dar por adelantado su veredicto a sus lectores, dada la extensión de los relatos que se dividen en múltiples episodios (en China se llega a los 50, en series como Meteor Garden). La consolidada página americana se arriesga con un análisis de tan solo 1 episodio, que es tanto como leer un solo capítulo de novelas de Victor Hugo, Tolstoi o Alejandro Dumas; un trabajo sin sentido que apenas sirve de algo al público-lector.

Aunque la mayor parte de las reseñas de prensa son positivas, también hay alguna muy negativa. Vayamos por partes. Carmen Chin de NME afirma que Choi Hang-yong hace un trabajo estupendo  presentando los horrores de lo desconocido y  situando la esperanza de salvación en otros planetas; Daniel Hart (Ready Steady Cut) afirma que el primer episodio es intrigante y está bien producido; para Joel Keller (Decider) dice algo tan etéreo como que después del primer capítulo parece que la historia está bien escrita y no se pierde en subtramas de personajes secundarios. Curiosamente la reseña más negativa procede de áreas de influencia del mundo asiático, la del South China Morning Post, el periódico de referencia de Hong Kong. En este rotativo Pierce Cornan que tira a matar, afirma que comienza con uno de los peores capítulos del año, la historia es sosa y los entornos agotadores. 


Crítica del blog:


Es curioso que quienes han sido hasta ahora los amos del género, los norteamericanos, sean más magnánimos que los críticos de otros países en los que no hay una sola obra del género relevante. Será precisamente porque son los mejores conocedores del género. Es cierto que Choi Hang-yong recurre a mucha iconografía propia de la ciencia-ficción e incluso del terror, y que evoca desde la obra magna de Andrei Tarkovsky, Solaris,  un film del que los estadounidenses han hecho un remake, pasando por Duncan Jones (Moon), Ridley Scott, e incluso alguna entrega de la saga del Expediente Warren: The Conjuring, de James Wan. Mas, como diría Picasso, lo malo no es copiar a los demás, sino copiarse a sí mismo; es habitual que cada manifestación artística se vaya enriqueciendo con las aportaciones de sus máximos representantes.

Pero hay algo en esta serie que es muy coreano: su forma de mirar a la responsabilidad de los terrícolas en el deterioro del planeta (al parecer el único habitable del sistema solar; uno de los miembros de la tripulación, enrolado en esta misión, se lamenta de que, en contra de las falsas expectativas que la pseudociencia y la prensa amarilla han generado, ni la Luna, ni Marte, son habitables). El cine de Corea del Sur eleva frecuentes quejas, ya sea en formato documental o en historias de ficción, sobre el calentamiento global y sus consecuencias en la repetición de epidemias de diferentes coronavirus, una preocupación que enlaza estas películas con su Hallyu Wave y su interés por contar historias que satisfagan la curiosidad de sus ciudadanos preocupados por las diferentes tragedias que asolan nuestro planeta.

El Mar de la Tranquilidad (The Silent Sea, en inglés, un título quizá más expresivo que el español), se puede interpretar como una metáfora de la epidemia que estamos atravesando. A partir de ahora puede haber espoiler. Nadie ignora los avisos de los científicos sobre una posible desertización de la Tierra, a los que se añaden abundantes obras literarias y cinematográficas que nos muestran un mundo deshabitado, con las ciudades arruinadas y sus edificios que emergen del suelo como esqueletos desnudos, sin sábanas que los cubran, como fantasmas del pasado (magnífica la película de animación de Pixar, Wall-E de Andrew Stanton). Una historia muchas veces contada.

Pero el motivo que lleva a un grupo en el que hay militares, ingenieros, doctores y miembros de la tripulación es diferente al de otros filmes. Aquí buscan unas muestras de un material desconocido por el grupo, tras un accidente que acabó con los habitantes de una estación en la Luna. El quid de la cuestión no reside solo en que los hombres hayan agotado la Tierra y destruido el ecosistema, sino que buscando el elemento que han malgastado hasta llegar al agotamiento, el agua (nadie se da por aludido, a pesar de los millones de piscinas que jalonan las costas a escasos metros del mar), descubren que este elemento que pertenece a otro ecosistema, el de la Luna, (no habitada por seres humanos homologables a los habitantes de la Tierra), necesario para la vida del hombre, es una especie de virus que se transmite por el aire y cuando invade el cuerpo humano se multiplica, como cualquier otro, y deja de crecer cuando el huésped muere. La desertización viene, pues,  acompañada de otras formas que atentan contra la vida del hombre, que los expertos llaman zoonosis. A esta trama principal, se suman otras secundarias como el uso de clones, ilegales, en sus experimentos, que fue el subtexto principal de Duncan Jones, el hijo de David Bowie, en Moon.

Es una forma menos directa de señalar con el dedo a los responsables de esta catástrofe, como hace el norteamericano, diferente al tono irónico que emplea Adam McKay en 'No mires arriba', y que diezma a la población de expertos que intenta resolver los graves problemas de los terrícolas. Desde luego The Silent Sea no va a causar la algarabía que ha producido el cineasta americano con su comedia, porque el tono vital de ambos pueblos es diferente. La serie está bien dirigida, el elenco de actores y el trabajo de creadores de los personajes, - especialmente la dirección de vestuario - está a a altura de las buenas películas de Hollywood, y Bae Donna se consagra, fuera de su país, como una actriz digna a integrarse en el panteón de actores de talla internacional. Yo disfruté el film, porque he dedicado algunos años al estudio de la Hallyu Wave Coreana, y me identifico con su forma de hacer. Hemos de repensar el éxito de la Nouvelle Vague francesa, que abandonó los grandes temas trascedentes y volvió su mirada a las masas, convirtiéndolas en protagonistas de sus historias e iconos de los grupos que representaban, para entender el entusiasmo, ahora sí de las masas, no de las élites, gracias a las grandes plataformas televisivas, de la Ola Coreana. Ahora el background no está constituido por grandes temas metafísicos y religiosos, sino por el protagonismo de las gentes en el desarrollo de la Historia con mayúsculas.

Está disponible en Netflix y me atrevo a recomendarla.

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